Así recibieron a Cristo Resucitado los niños de Casa del abrazo norte Argentina
“Y el que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mi” (Mt 18,5)
La muerte de Jesús es la expresión más alta de la entrega. Es un fnal como consecuencia; es la culminación de lo revelado. Es la muerte de la misma muerte. Pero la muerte ha sido sustituida por la vida con la presencia del Nazareno. Por eso, aun cuando a lo largo de tantos años la reflexión cristiana haya llegado incluso a exclamar: "Oh feliz culpa que nos mereció tal Redentor" hay que reprochar que no haya habido más detención ante la donación generosa de vida que Jesús fue derramando.
Es la nueva condición de la humanidad que brota del árbol de la cruz. Este es el nuevo nacimiento de la humanidad.
Muchas páginas se han escrito sobre la muerte de Jesús, pero es el misterio de nuestra Fe.
Quien adore el misterio no tiene necesidad de ninguna palabra humana, pues la presencia de Jesús minimizará a todos los mensajeros , dando sentido a la vida de quien confiesa que Jesús es Señor para Gloria de Dios Padre.
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